lunes, 21 de febrero de 2011


Conversando con amigos durante esta semana, me encontré en la situación de llegar reiteradas veces al mismo punto, con respecto a cosas que esperamos que sucedan, pero nos encontramos con el miedo al resultado que podamos tener. Cuantas veces nos ha pasado que esperamos que nos vaya bien en algo. Por ejemplo, una respuesta laboral que cuando recibimos un resultado negativo, nos desilusionamos, nos desmotivamos, nos culpamos, es decir, nos viene un extenso listado de emociones que nos toma por un tiempo y nos hace perder confianza en la gente y en nosotros mismo.

Pero, ¿cómo no nos vamos a desmotivar?, esa era la respuesta que nos iba a traer alivio. Cuando experimentamos esto, luego pasamos al siguiente nivel que es “Espero, pero no me motivo, no me entusiasmo, pues me puede ir mal y me voy a desanimar y no estoy dispuesto a estar igual que aquella vez”. Cuando pasamos a ese nivel perdemos la esperanza y la alegría del proceso. Este es uno de los estados de animo más recurrente en la personas en estos tiempos.

“Espero lo mejor y me preparo para lo peor” esto es algo que aprendí de mis maestros. A tener siempre la esperanza de que eso que espero, resulte al 100%, que en esa realidad ideal pondré lo mejor de mí. Eso me hace estar entusiasmado y disfrutar el presente y/o el proceso.

¿Y cómo me preparo para lo peor?, hazte la siguiente pregunta ¿qué es lo peor que me puede ocurrir, en la espera de este resultado? Cuando aparece la respuesta a esta pregunta, inmediatamente comienzo a vivir el proceso de preparación, si sigo indagando puedo encontrar una reflexión o un nuevo plan de acción (o mejor conocido como plan B) en el caso que ocurra lo “peor”.

Te pregunto ¿estás dispuesto que te pase lo peor, por ir en busca de lograr eso que deseas en tu corazón?, ¿estás dispuesto a pagar el precio por eso que anhelas? “No hay éxito en precio de oferta” “No subirás más alto de lo que no estés dispuesto a caer” ¿Estás buscando la preparación en tu vida? O ¿sólo eres un corcho en medio del mar, esperando que las olas del mundo muevan tu vida y tus expectativas? El mundo es de aquellos que buscan su preparación ante lo bueno y lo malo.

Como seres humanos tenemos la tendencia de vivir en uno de los dos lados.

1. Hay personas que esperan lo mejor de todo, pero no se preparan para lo peor y cuando lo peor viene, se caen y entran en estados de ánimos profundos, porque no se prepararon y sólo vivían a la expectativa.

2. La otras personas que nunca esperan que le pase algo bueno, viven en el pesimismo, pues “se preparan para lo peor” le temen a las expectativas y al entusiasmo, pierden protagonismo y se dejan llevar por las circunstancias.

La clave es ESPERAR LO MEJOR Y PREPARARNOS PARA LO PEOR, esto nos permite vivir con gozo del presente y la esperanza motivante del futuro y preparados con un corazón firme, que nos permita atravesar las emociones que nos puede traer una desilusión o un resultado que no esperábamos. Con la mirada siempre hacia delante, puesta en el futuro, la mente en el cielo, el corazón en Dios y los pies bien puestos sobre la tierra disfrutando el proceso y siendo un regalo para el mundo, que es ser y estar en el presente.

Dios te bendiga

Mauricio Segura

Coach Cristiano


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